Todos hablan del carbono, del molde, del balance o del diseño.
Pero la verdadera personalidad de una pala se define por algo que casi nunca se ve: su núcleo.
Ahí, justo en el centro, vive la goma EVA —el material que convierte un golpe en sensación.
Su comportamiento determina la potencia, el control, la salida de bola y hasta la durabilidad de la pala.
En Baxdel lo consideramos el alma del producto.
Tres variables que definen una goma EVA
Aunque existen muchas formas de clasificarla, hay tres propiedades que realmente marcan la diferencia en pádel:
dureza, densidad y resiliencia.
Cada una influye en cómo se comporta la pala en pista y cómo envejece con el uso.
- Dureza — El tacto del golpe
Se mide normalmente en Shore C.
Cuanto mayor sea el valor, más rígida será la goma.
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EVA dura: transmite más energía, ofrece más control y estabilidad, pero exige mayor técnica y fuerza.
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EVA blanda: genera más salida de bola y confort, pero sacrifica algo de precisión.
En la práctica, la dureza ideal depende de la temperatura: una goma blanda se vuelve aún más elástica con calor, y una dura puede sentirse “muerta” con frío. Por eso los jugadores profesionales ajustan sus palas según la temporada.
2. Densidad — La estructura invisible
La densidad determina cuánta masa hay por unidad de volumen.
En el pádel, afecta la sensación de impacto, el peso final de la pala y la estabilidad del núcleo.
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Densidades altas → respuesta más sólida y uniforme, con menos deformación.
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Densidades bajas → tacto más vivo y ligero, pero también más sensible a cambios térmicos.
En Baxdel medimos la densidad con precisión para garantizar consistencia entre palas, porque pequeñas variaciones pueden modificar el punto dulce y la sensación de control
3. Resiliencia — La memoria de la goma
La resiliencia es la capacidad de la EVA para recuperar su forma después del impacto.
Una goma con buena resiliencia devuelve más energía a la pelota, mantiene un rendimiento constante y envejece mejor.
Cuando la resiliencia es baja, la pala pierde rebote con el tiempo y “se apaga”.
La resiliencia define gran parte de la durabilidad real del producto. Es, sin duda, el mejor indicador de calidad a largo plazo.
Pocas personas saben que la goma EVA es un material extremadamente sensible al entorno.
Cambia con la temperatura, la humedad y el tiempo de exposición.
Durante el transporte marítimo o aéreo, los cambios de presión y temperatura pueden alterar la estructura interna del material. Una EVA que viaja semanas en contenedores sometida a calor y humedad pierde elasticidad y estabilidad.
Por eso en Baxdel damos tanta importancia a la cadena de fabricación local y al control térmico en cada etapa del proceso.
El mismo principio aplica en el uso diario:
dejar una pala dentro del coche al sol puede afectar su núcleo.
El calor dilata la goma; el frío la contrae. Estos ciclos repetidos pueden deformar microceldas y alterar el comportamiento original.
Gracias a la gran industria de goma EVA que existe en León, ciudad vecina a nuestra fábrica, podemos trabajar con materiales de altísima calidad, recién producidos y sin los efectos negativos de largos transportes o variaciones extremas de temperatura.
Porque producir localmente no es un capricho,
es una decisión técnica y estratégica: mantener la integridad del material desde su origen hasta la pista.
🎾 Baxdel
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